Tras envíos de señales contrapuestas desde Washington, el Gobierno envía una delegación liderada por el ministro Luis Caputo para definir los pormenores del swap anunciado por el Tesoro de Trump. Analistas y mercados aguardan montos, plazos y condiciones que despejen las dudas sobre la utilidad real de la asistencia.
En plena tensión financiera, el ministro de Economía Luis Caputo partirá este viernes hacia Estados Unidos para mantener reuniones clave con el Tesoro norteamericano, en busca de concretar el respaldo que Scott Bessent anunció días atrás.
Lo acompañarán —según confirmaron fuentes oficiales— el presidente del Banco Central, Santiago Bausili; el viceministro José Luis Daza; y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno.
La agenda incluye un encuentro con Bessent y otros funcionarios del Tesoro, con la intención de afinar las variables del swap – cuyo monto estimado ronda los u$s 20.000 millones – y ajustar los términos de uso, vencimientos, garantías y modalidades.
Aunque el anuncio oficial del respaldo del Tesoro tranquilizó momentáneamente a los mercados, numerosos interrogantes persisten: ¿será sólo un intercambio de divisas sin desembolso neto? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Qué condiciones de recompra o colaterales exigirá?
Mercados reaccionan con cautela
Tras conocerse la marcha de Caputo, los bonos soberanos registraron fuertes subas (hasta un 6 %), mientras los dólares financieros recortaron parte de su escalada previa.
Pero el efecto fue efímero: una vez que Bessent aclaró que el esquema no implicaba “dinero fresco”, esas ganancias se moderaron notablemente.
En paralelo, el riesgo país volvió a trepar y superó la cota de 1.260 puntos básicos.
Tensiones y desafíos institucionales
Caputo deberá moverse con cautela en una Washington parcial, pues el gobierno federal atraviesa un cierre administrativo (“shutdown”) que limita la operatividad de agencias y reduce la planta del Tesoro al mínimo indispensable.
Un posible obstáculo interno proviene del Congreso estadounidense, donde existen resistencias a respaldar rescates hacia economías externas, especialmente en un contexto de conflicto partidario intenso.
Para Argentina, este viaje adquiere también un peso simbólico fuerte: se ve como un termómetro de la credibilidad del Gobierno ante los mercados y una antesala de la reunión que Milei sostendrá con Trump el 14 de octubre, en la Casa Blanca.
Ya en suelo argentino, la oposición y analistas económicos reclaman transparencia en los contratos, posibles costos ocultos y la sustentabilidad del mecanismo en un escenario de alta inflación y baja acumulación de reservas.
El gran interrogante: ¿ayuda real o maquillaje financiero?
Aunque el swap prometido podría brindar liquidez de corto plazo y recompras de bonos, expertos advierten que sin detalles sobre plazos, tasas, garantías y uso del mecanismo resulta difícil evaluar su efectividad.
En contraste con el swap que Argentina mantiene con China, este esquema del Tesoro no permitiría financiar importaciones directamente, lo que limita su capacidad de impacto estructural.
La meta del Gobierno es convertir señales de apoyo exterior en confianza interior, pero para eso necesita resultados concretos, no solo anuncios. El viaje de Caputo será una prueba decisiva.