Tras una reunión en la Quinta de Olivos, el presidente y el titular del PRO acordaron trabajar juntos desde el 27 de octubre para impulsar reformas estructurales. La movida llega en un momento de debilidad política para el oficialismo.
En una reunión celebrada el pasado viernes por la tarde en la Quinta de Olivos, el presidente Javier Milei recibió al expresidente Mauricio Macri, en un encuentro calificado por el mandatario como “muy fructífero”, donde ambos acordaron reconstruir consensos en el Congreso con miras al período post electoral.
Según el propio Milei, el compromiso recae en “trabajar en conjunto, a partir del 27 de octubre, para construir los consensos necesarios que nos permitan avanzar en las reformas estructurales que necesita nuestro país”. Al encuentro asistieron también el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei.
Desde el oficialismo se ve la cita como un intento por recuperar músculo político en el Congreso, donde la relación con legisladores propios y provinciales se ha tensado en los últimos meses. El gobierno llega al día después de las elecciones legislativas con una situación compleja, marcada por derrotas en el Parlamento: recientemente, el Senado rechazó vetos presidenciales a leyes clave de financiamiento universitario y de emergencia en salud pediátrica.
UN GIRO ESTRATÉGICO EN EL MARCO ELECTORAL
Analistas destacan que la reunión no fue inocente ni menor. Se produce tras la derrota del espacio de Milei en la provincia de Buenos Aires —un golpe simbólico para el gobierno— y en plena recta final para las elecciones del 26 de octubre. El gesto de acercamiento busca amortiguar el aislamiento parlamentario y ampliar el respaldo político para las reformas que quiere impulsar el Ejecutivo.
Sin embargo, el escenario no es fácil. En los últimos días el Senado ha impuesto límites al Gobierno al votar en contra de vetos presidenciales por amplia mayoría, lo que evidencia la resistencia de distintos sectores al estilo confrontativo de la Casa Rosada. En ese sentido, el acuerdo con Macri no solo tiene fines electorales, sino también prácticos: garantizar acuerdos legislativos clave.
Por otro lado, se suma la tensión interna de Juntos por el Cambio. En ciertos sectores del PRO y la derecha, hay recelos históricos sobre una alianza con un gobierno tan rupturista como el de Milei. Este acuerdo podría reconfigurar el espacio de la derecha no peronista de cara al 2025.
DESAFÍOS DEL COMPROMISO
¿Cuánto durará la alianza? Macri y Milei ya habían tenido altibajos: su relación pasó por periodos de tensión, acusaciones cruzadas y distanciamiento, que ponen en duda la estabilidad de este nuevo reencuentro.
La gobernabilidad en el Parlamento. Aunque sumen voluntades, el oficialismo sigue necesitando apoyos más allá del PRO para aprobar reformas sensibles en áreas como educación, salud, presupuesto, coparticipación y leyes laborales.
La opinión pública y las coaliciones legislativas. Este giro puede provocar críticas de parte de los sectores más duros del libertarismo, que podrían ver la alianza como un retroceso institucional.
El factor tiempos. El pacto es explícito: comienza el 27 de octubre, justo al día siguiente de las elecciones legislativas. Eso indica que ambos dirigentes diseñan su estrategia pensando en lo que vendrá tras los comicios.
Este acercamiento entre Milei y Macri marca un momento político de inflexión. No sólo refleja un esfuerzo por recomponer vínculos en medio de una crisis parlamentaria, sino también una apuesta estratégica rumbo a un nuevo reparto de poder, donde la derecha aspira a consolidar su espacio frente al kirchnerismo. El desafío ahora es que ese acuerdo sobreviva más allá de las declaraciones mediáticas, y que se traduzca en real respaldo legislativo.